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Categoría: manitas

Libroalegorías y perogrulladas varias

Hace relativamente poco que Metrovalencia adoptó un sistema de validación de usuarios como el del Metro de Madrid. Y yo, que soy un dale-más-vueltas, me compré esta semana mi primer abono de diez viajes que, creo, es recargable. Porque ni de eso estoy seguro.

Total, que leyendo como leo cuando viajo por las vías, se me ocurrió la idea de utilizar el billete como marcapáginas. En esto que, a la salida, coloco el libro en la pletina lectora y, ¡voilá!, la  puerta se abre. (Si se pone de moda, al menos sabrán que la culpa es mía).

Además, esto da muchas ideas sobre un libro, a modo de llave del conocimiento, o de la tontuna, o todo lo demás. Este episodio me lo reservo para mis rumiaciones nocturnas, mejor.

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Así es como funcionan estas tarjetas con RFID: acercar, abrir.

Total, que después de haber escuchado los cuchicheos de los sorprendidos al verme con un libro de Unamuno desbloqueando el mecanismo, me quedaban ganas de seguir experimentando. Maldita vanidad…

Quien haya visto mi cartera sabrá que está atiborrada de tarjetas (pero atiborrada de verdad), de calderilla y de papeles inútiles (o no tanto, según Diógenes y su Síndrome). Ahí que la coloco encima del lector la siguiente vez que salgo y… ¡tachán! Ni el grosor irracional de mi guardapasta altera el funcionamiento: la puerta se vuelve a abrir. Me anoto otro tanto.

¿Que nos debería enseñar esto?

Que podemos ser creativos, o como mínimo algo más despreocupados. No es necesario frotar la tarjeta contra el lector como si fuese un rasca-y-gana; basta con que entre en el radio de acción. Y esto significa que la tarjeta, mientras esté cerca, puede estar dentro de cualquier cosa que no inhiba el cambo radioeléctrico: un libro, una cartera… y una cinta de cassete ahuecada, un plátano, un falo de goma, una bolsa de plástico, el bolsillo de tu abrigo, un ratón de ordenador, una caja de condones, un mando de televisión (o de Playstation), un teléfono móvil, un reproductor digital…

¡Sed creativos!

AÑADO: se me ha ocurrido meterlo en un muñeco pequeño o un llavero. El caso es que Metrovalencia siga dándomelo por válido cuando me pidan el billete.