En mi primer dojo había un proverbio escrito en un papel. No he vuelto a encontrarlo pero lo recuerdo:

Cuando llega el momento no existe ni gran maestro ni buen discípulo. Sólo aquellos que han entendido el sentido del Budo prevalecen.

Desprovisto de su dimensión práctica, el arte marcial sólo es un conjunto de coreografías ordenadas por dificultad.

Sin su filosofía, los con conceptos empleados son palabrería.

En su paroxismo, no entender el sentido del budo convierte el arte marcial en acrobacias pedantes.