¿Biopiratas
o Biocorsarios?¹
by Richard Stallman
Durante décadas se han encontrado nuevos recursos
medicinales en animales y plantas exóticos. Los genes de
estas especies y subespecies poco comunes sirven también
para la producción de nuevas variedades mediante
ingeniería genética o simple cruce reproductivo.
Estos recursos, y actualmente también las nuevas variedades,
suelen estar patentados. Esto supone un problema para los
países en vías de desarrollo que
podrían beneficiarse de ello.
Los monopolios de patentes sobre variedades de plantas y animales,
sobre genes y sobre nuevos productos medicinales, amenazan con
dañar el desarrollo de estas regiones de tres maneras.
Primera, aumentando los precios de modo tal que la mayoría
de los ciudadanos no pueda acceder a los nuevos avances: segunda,
bloqueando la producción local cuando el dueño de
la patente así lo decide; tercera, prohibiendo a los
granjeros que continúen cultivando variedades
agrícolas como lo vienen haciendo durante
miles de años.
Igual que en los Estados Unidos del siglo XIX, una región
que estaba en vías de desarrollo y rechazaba las patentes de
la avanzada Gran Bretaña, los países en
vías de desarrollo de hoy en día deben defender
los intereses de sus ciudadanos protegiéndolos de esas
patentes. Para prevenir el problema de los monopolios basta con no
establecer monopolios. Nada más sencillo.
Pero las regiones en vías de desarrollo necesitan del apoyo
internacional para conseguir tal fin. Lo cual significa ir en contra de
una postura que las empresas defienden con tenacidad: que los
inversores de las compañías dedicadas a la
biotecnología tienen derecho a ejercer el monopolio sin
tener en cuenta el efecto que esto provoca sobre los demás.
Significa además ir en contra de los tratados que estas
mismas compañías han impulsado en los Estados
Unidos para poder coaccionar al resto del mundo con amenazas de una
guerra económica.
Desafiar una idea que está respaldada por tanto dinero no es
nada fácil, así que algunos han propuesto el
concepto de "biopiratería" como enfoque alternativo. En vez
de oponerse a la existencia de monopolios biológicos, este
concepto propone que el resto del mundo participe de las ganancias que
se obtengan. Lo que se dice es que las compañías
biotecnológicas están cometiendo
"biopiratería" al basar su trabajo en variedades naturales o
genes humanos encontrados en regiones en vías de desarrollo
o entre gente indígena, y por lo tanto tienen la
obligación de pagar "royalties" por esto.
Este enfoque parece atractivo a simple vista, dado que toma ventaja de
la actual tendencia hacia más y mayores poderes
monopolísticos. Va con la corriente, no en contra. Pero no
solucionará el problema, porque el problema surge
precisamente de esa tendencia, que el concepto de
"biopiratería" presenta como legítima
sin criticarla.
Las variedades y genes útiles no se encuentran en todas
partes ni están repartidos uniformemente. Algunos
países en vías de desarrollo y grupos
indígenas tendrán suerte y recibirán
cuantiosos beneficios con este sistema, al menos durante los veinte
años que dura una patente; unos cuantos se
podrían enriquecer tanto como para provocar una
dislocación cultural, con un segundo episodio en el que a
los ricos se les acabe la suerte. Mientras tanto, la mayoría
de esos países y gentes recibirán muy poco o nada
de este sistema. Los royalties por "biopiratería", al igual
que el propio sistema de patentes, serán algo así
como la lotería.
El concepto de "biopiratería" presupone que las variedades
naturales de plantas y animales, y los genes humanos, tienen un
propietario por derecho natural. Una vez que esta suposición
se da por sentada, es difícil rebatir la idea de que una
variedad artificial, gen o medicamento sea propiedad de una
compañía biotecnológica por derecho
natural, y por lo tanto es difícil rechazar el reclamo de
los inversores por un poder absoluto sobre el uso de un determinado
recurso.
La idea de la "biopiratería" ofrece a las multinacionales (y
a los gobiernos que trabajan para ellas) un camino fácil
para cimentar su régimen de monopolios. En un alarde de
magnanimidad, pueden ofrecer una pequeña parte de sus
ingresos a unos pocos indígenas afortunados; a partir de
ahí, cuando alguien cuestione si las patentes
biológicas son una buena idea, las multinacionales
podrán decir que están ayudando a los
indígenas, además de ponerse en el rol del
"pobrecito inventor muerto de hambre"; de ese modo harán que
toda crítica a su sistema parezca un saqueo hacia los
oprimidos. (Este patrón de comportamiento es
común en los negocios de hoy en día. Por ejemplo,
los lobbies de la "industria musical" han aumentado sus poderes sobre
el copyright en nombre de los músicos, a los que prefieren
llamar "creadores", mientras la realidad es que los músicos
tan sólo perciben un 4% del total de las ganancias de las
compañías).
Lo que realmente necesita la gente que está fuera del mundo
desarrollado, para su agricultura y medicina, es liberarse de todos
esos monopolios. Necesitan ser libres para producir medicinas sin pagar
royalties a las multinacionales. Necesitan ser libres para cultivar
todo tipo de plantas y criar todo tipo de animales para su agricultura;
y si deciden usar ingeniería genética, deben ser
libres para acometer las modificaciones que se adapten a sus
necesidades. Un billete de lotería para compartir los
royalties por unas pocas variedades de genes no compensa la
pérdida de estas libertades.
Está mal que las compañías
biotecnológicas conviertan los recursos genéticos
naturales del mundo en monopolios privados. El mal no consiste en tomar
la propiedad legítima del otro, sino en privatizar lo que
debería ser público. Estas
compañías no son biopiratas. Son biocorsarios.
¹N. de la T.: El el
artículo original es Biopiracy or
Bioprivateering? Nótese el juego de pablapras entre
Privateering (ser un corsario) y Privatizing (privatizar).
Stallman no sólo habla de que el poder gubernamental acceda a
que las corporaciones puedan hacerse con patentes genéticas,
sino también de que esto supone un obligado proceso de
privatización de los recursos naturales (con los subsiguientes
perjuicios que ello conlleva).
Copyright (C) 1997, 1999, 2000,
2001 Richard Stallman. Verbatim copying
and distribution of this entire article are permitted in any medium
provided this notice is preserved.
Translation by Guillem Carbonell,
2011.
Special thanks to Luis de Felipe Vila and Dora Scilipoti.