¿Qué hubiera sido de nosotros sin las series de la infancia? Lo digo en serio. Es obvio que sin esa inmensa amalgama de prorductos anglosajones no seríamos los que somos ahora. Hablamos de machitos de carpeta, ciencia, bricolaje y rubias de bote. Al menos, la generación que crecimos en los noventa, hinchada de Burger King y Príncipe de Bel Air.
Ahí lo tenéis: ni la Estrella de la Muerte se salva de las manos de MacGyver, que no contento con desactivar bombas atómicas o luchar contra tribus de vascos prefiere sustituir a Luke Skywalker.
Este personaje, del cual me declaro fan incondicional, nos enseñó a usar nuestros conocimientos y nuestro entorno. No gasta dinero, no pide favores, y tiene la sana costumbre de buscar una solución práctica ante cualquier problema, por muy difícil que sea. ¿Qué niño aprende eso con una serie regulera de animación de hoy en día? ¿Cómo puede competir Pocoyó contra esta bestia, rival de Bricomanía? Con todo mi respeto, mientras el bebé azul da saltitos nuestro amigo quiropráctico le sacaría los ojos con dos clips.
– The funniest bloopers are right here
¡El Equipo A! ¡Chanchuchanchaaaaaun! ¡Chanchaaaanchaaauuuu! ¡Chachachanchanchanchaaaaun! Son desertores del ejército, implicados en un delito del que no son culpables, viajan por los Estados Unidos de América de forma altruista, y si te los encuentas… quizá puedan ayudarte.
Ya estoy nervioso por la película. Estos tipos fueron demasiado grandes. Aprendimos a trabajar en equipo desinteresadamente, a blindar nuestros vehículos y a luchar contra la injusticia. Porque lo que importa es ayudar a un grupo reprimido por unos tipos malos porque sí. ¡Yo flipaba!
Un ligón, un logista, un manitas y un forzudo, afanados voluntariamente en arreglar el mundo, que no tenían otra cosa que hacer salvo luchar y no matar a nadie. Mucho más bricolaje y muchas más mujeres en un producto que fomentaba la cooperación.
Aún le queda sitio al Coche Fantástico (cuyo título podría haberse mantenido como Knight Rider): una fundación por la Ley y el Orden basada ena alta tecnología, donde las mujeres han sido incorporadas completamente al mercado laboral (siendo dos mecánicas las que reparan a KITT) y donde un (buen) conductor utiliza a su colega metálico para hacer del mundo un lugar más justo.
Todo, con un bravo David Hasselhoff, que además era pechopalomo y vigilante de la playa.
Tampoco quiero dejar atrás COSMOS, de Carl Sagan, y las series de Érase una vez…, en especial la vida y los inventores.
Y hasta aquí puedo leer, porque ahora me voy a comprar más palillos y cola blanca para mi satélite geosíncrono con camarografía de alta definición. Fuerza, honor… y creatividad.
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