Gobierno justo

Iglesia cofrade Oviedo

Si entendemos gobernante como el guía —elegido o impostado— que se arroga la potestad de mandar sobre una colectividad, ¿qué basta para que un pueblo se gobierne sin gobernantes? En otras palabras —las de las democracias sostenibles—, ¿qué políticas convierten a un dictador un delegado político?

  • Educación. Implicar a las personas en su propia existencia, hacerles crecer con la idea de que son capaces de resolver sus problemas, y darles una visión multipolar de «la vida, el Universo y todo lo demás».
  • Participación. Responsabilizar al ciudadano y a la sociedad de sus resultados, auscultar la voluntad social tanto como sea posible, y permitir que la opinión pública participe continuamente en las decisiones políticas de manera vinculante—democracia directa—.
  • Libertad. Permitir que se ame, comercie y piense sin restricciones moralistas, mientras haya connivencia y capacidad entre las partes de un acuerdo para hacerlo efectivo.

No creo que se necesite mucho más. A ojos del animal más político que humano, falta el fragmento donde impostamos a los demás un modelo de Bien y Mal, o algo similar que le permita crear y manejar bandos de amigos y enemigos; lo propio de personas que jamás crearán un sistema más justo que demagógico.

 

Deja una respuesta