Todo empezó una mañana en la que me acordé de que el certamen Proyecta09 tendría categoría de spots. Debía de ser marzo, o abril.
El caso es que, en mi opinión, en el CEU el concepto de Apple está mucho más de moda por la cuestión social/comercial que por la funcionalidad real de estos aparatos. En el CEU, y en todas partes. Lo que, desde el punto de vista de la informática profesional, es preocupante.
No sé si alguno se lo tomará como algo más que una lección de modestia, pero yo encendí el PC, y me puse a hacer un anuncio sobre la compañía de Steve Jobs. Una simple lección de modestia, aunque reconozco que con algo de acritud: intenté imitar su estilo «conceptual» (y prepotente).
Estaría bien dejar claro que tener o no un MacBook no te hace mejor persona, pensaba. El genio se lleva dentro, no en el dinero que pagues por tus herramientas; Miguel Ángel preexistió a Apple, y con cincel, martillo y lija hizo más que cualquier esnob multimedia. El hábito no hace al monje. Microsiervos no es un gran blog porque usen Mac.
Además, hay que sumar que el concepto «Apple» engloba varias esferas, desde la arquitectura de software, la compatibilidad, el sistema operativo empleado, las aplicaciones compiladas, la valoración social, etc. Mientras, el concepto «PC» sólo nos dice «estamos en arquitecturas x86, donde probablemente haya Windows». Comprar «PC» y «MAC» es como comparar un láser de precisión con un libro sobre óptica: tendrán algo en común, pero es que uno no quita al otro. ¿Acaso un Apple, hoy en día, no utiliza arquitecturas Intel y puede llevar Windows? ¿Acaso Microsoft no acordó con Apple la funcionalidad de Microsoft Office en ambas plataformas?
Pero había dicho con acritud, así que debía acentuar esta equivocación, ese error consistente en reducir una esfera técnica a tres palabras: PC contra Mac. La lógica del branding no deja de estar basada en sustituir la realidad por imaginarios emocionales. En otras palabras, en conseguir venderle condones a los curas.
Entonces creé esto:
Y, después, pasó esto:
Efectivamente, me dieron el segundo premio en la categoría. Gané el premio por un spot de Apple que había hecho con un PC. Y no es que quiera hundir a nadie. No detestaría a Apple si contasen la verdad: tener un Mac no es para tanto, más cuando el programa decano de diseño en ingeniería, el AutoCAD, ni si quiera funciona en los «adalides del diseño» bajo Mac OS. Modestia, señores. Modestia.
Y repito: que el hábito no hace al monje.