Resulta que, para ser El jefe de todo esto la primera película que veo de Lars Von Trier, no está construida con los estrictos y famosos preceptos del Dogma 95. Bienvenidos a otra invención de este cinéfilo cinépata cinóptero: la Automavisión.
Una vez que el director de fotografía ha escogido la mejor posición posible para colocar la cámara desde un punto de vista artístico, un programa compila una lista de correcciones aplicables: inclinación, panorámica, enfoque, apertura, posición vertical y horizontal; hay otra lista de posibles correcciones para el sonido: filtros, niveles, etc, que se aplicarán cuando el ingeniero de sonido haya colocado los micros. Después de estudiar los diversos parámetros, el director, el director de fotografía y el ingeniero de sonido evalúan las modificaciones y pueden decidir descartar la toma. Pero cada vez que la cámara deja de rodar, la selección aleatoria según la fórmula Automavision vuelve a realizarse. Para sacar el mayor partido posible de estos encuadres y tomas de sonido para la copia final, no se procesan las tomas, aparte de un simple montaje en el orden previamente escogido. En otras palabras, no se realizan cambios de colores, no se manipula la imagen ni se hacen mezclas de sonido, ya que el material se transfiere directamente a la copia final.
En resumidas cuentas, tú colocas una cámara de la mejor manera posible y un ordenador descerebrado te desmonta el encuadre. A esto ayuda, para más crueldad, un trípode multiarticulado que te facilita la destrucción de tu propia voluntad.
Comentarios
Me vi está peli en diciembre del año pasado en un bar, y lo único que pensé fue: que peli tan rara, vaya manera de rodar.
Ahora lo entiendo^^ pero me sigue pareciendo algo extraña