Alguien tenía que pagar

Siempre hay un listo, siempre. Siempre hay alguien que tiene la panacea. Siempre hay alguien que cree haber descubierto lo que, en realidad, todo el mundo sabe y no explota por civismo.

Anoche fue el turno de las carretillas (un producto pirotécnico que una vez tirado avanza de forma aleatoria durante un rato y después explota). Ayer fue el turno de los graciosos que se divertían tirando estas guarradas en medio de la gente que esperaba ver los fuegos artificiales para ver cómo se dispersaban. Claro está, que a nadie se le ocurrió pensar que yo había llevado novecientos euros de equipo fotográfico (que, con un poco de sentido común, se deduce que no corre por sí solo).

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Pese a todo, conseguí buenas fotos.

Uno me explotó al lado, uno me explotó arriba, yo llamé a la policía y, pese a que en teoría iban a controlar su uso (porque el uso de estos petardos está restringido a ámbitos muy determinados), no hicieron nada. En términos clínicos, se me acabarron hinchando los huevos.

Lo siento por el pobre infeliz que, habiendo tirado el petardo y escondido la mano, caminaba tan contento hacia el fondo de la masa, y fue agarrado por mí, y fue sacudido, y cargó con mi cabreo. De mi fuerza giró ciento ochenta grados y me encontró lo suficientemente en caliente. Alguien dijo en el fondo «¿Tú eres tonto o qué?«, pero no sabía si a mí por zafarle o a él por dar por saco con el petardito. Más tarde oí un «Éste se cree importante«, o algo así, pero no le di importancia. Cuando eres un capullo lo mejor es que te lo digan a la cara.

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Aunque a veces el que estalle sea yo, me considero suficientemente cívico y tolerante, y me fastidia que últimamente la palabra Fallas se haya deformado para convertirse en «fiesta ibicenca». Una cosa es divertirse, y otra muy distinta usar la justificación de fiestas para que todo valga. No confundamos libertad con libertinaje.

De paso, aprovecho para comentaros que en el centro de Valencia había un hombre que hacía bicicletas de alambre hasta hace muy poco. Digo hasta hace muy poco porque nuestra queridísima labor de seguridad ciudadana le requisó hasta los alicates en un intento de hacer ésta, nuestra ciudad, un lugar más seguro.

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La moraleja de esta historia es que si no haces lo que hace el rebaño vas a ser el primero en ir al matadero, y si llevas treinta y seis años haciendo biclicletas en miniatura y toca dar la cara  a la galería, vas a tener que despedirte porque te consideran basura.

Comentarios

Rundas dice:

Jojojo, tienes tu carácter a pesar de esa cara de bonachón 😀

PD: «…últimamente la *palaba* Fallas…» .-.

DaVe dice:

Opino lo mismo que Rundas xD.

Buah tio me lo tienes q contar al detalle, a que mala hora no fuí, con lo calentito que estoy estos dias quemo mas que el fuego……, ya hablamos!

Day. dice:

Carretillas = Borrachos, No? Opino igual que tu, LOS ODIO!
He intentado hacerles entender a esta clase de gente lo incomodo que es (despues de «3 horas» hacerte un hueco, e «insultarte» con la gente) tener que «correr» o simplemente moverte de tu sitio, Pero obviamente para ellos resulta MUY divertido hacer esta clase de tonterías, y lo que mas he logrado es que me digan «De qué vas tia?» =/

Besos Mr. «FreeTime» 😉

anonimado dice:

Valencia en fallas funciona asi. Se juntan los cuatro garrulos en la Alameda, digo cuatro por decir algo, por que son 500 o 1000 que Valencia esta llena de chusma. Chusma o pijos repeinados que en el fondo no son ni pijos ni repeinados, solo gente castiza que cree tener mas clase de la que en realidad tiene, presuntuosos vaya. La questione s que cuando voy a Valencia o me repugnan unos o me repugnan los otros (y de verdad que seria una tarea muy dificil decidir quien me da mas asco)

A mi Valencia me gusta, me gusta mucho, y las Fallas tambien, perohay un problema de raiz (empezando por la policia local) al que no le veo solucion.

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