Ambigüedad

Todo hecho o argumento puede interpretarse cuando menos de dos modos distintos (incluso opuestos). Dada una afirmación, siempre será posible volverla contra sí misma para demostrar lo contrario.

Tomemos la afirmación que acabamos de enunciar:

Dada una afirmación, siempre será posible demostrar lo contrario.

Si así fuera, siempre se podría demostrar que no siempre se puede demostrar lo contrario; por tanto, la afirmación no es verdadera, y con eso queda demostrada su verdad.

RAMPIN, MATTEO, Vender la moto, Alianza Editorial, Madrid, 2005.

Deja una respuesta